El Secreto de la Imortalidad

Bienvenido en la pagina-web Manhattan
Data:

Bienvenidos, amigos ortodoncistas hispanohablantes. Hoy, tu está invitado a formar parte de un sueño. De mi sueño.

Pienso que en algún momento de nuestras vidas somos tocados por dudas existenciales, que nos asolan por años (a veces, décadas) y que nunca serán completamente contestadas. Tal vez porque, en realidad, no queremos respuestas. Preguntas existenciales nos moldan, nos definen, y es este hecho, justamente la gracia. Contestarlas nos corrompen, nos infecta con verdades que, muchas veces, no estamos listos para aceptar; exactamente lo que ocurre con aquél programa de ordenador que no sabemos su funcionalidad, sin embargo, tenemos miedo de borrarlo y nos arrepentimos más tarde, cuando descubrimos que era, en verdad, una cosa esencial para el perfecto funcionamiento de la máquina.

Hace 5 años, me ha venido nuevamente una inquietud,  me volví, nuevamente, inquieto. ¿Por qué y para qué hacemos lo que hacemos? ¿Cuál es el propósito de tanto estudio, tanto esfuerzo, tanta información? Si la vida es corta y no hay cajones en los ataúdes, ¿qué ocurre con todo lo que hemos aprendido después que nos vamos? ¿Lo llevamos, lo dejamos o simplemente se pierde, confinados en nuestros cerebros inertes?

No sé, lector, pero puedo decirte que cuando empecé esta página-web, me acerqué menos de una respuesta y más de una poesía, desarrollándola conocí a personas increíbles, hice nuevas amistades, escuché historias fantásticas y, sobre todo, ayudé. Ayudé a los alumnos con dificultades en planear sus casos, ayudé ortodoncistas a aumentaren sus ingresos, planteé ideas, he creado aparatos y nuevos protocolos de tratamiento. De pronto, todo se puso más claro y excepcionalmente más fácil, porque cuanto más ayudaba a la gente, más era ayudado, cuanto más enseñaba, más aprendía.

Así, comprendí que no importa el destino de nuestro aprendizaje, sino el camino que él tiene que hacer, sin nunca parar, simplemente porque el aprendizaje solo es aprendizaje cuando se convierte en enseñanza, y la enseñanza solamente es, realmente, enseñanza, cuando es compartida. Y cuando ,maravillosamente, esto ocurre somos inmortalizados en las manos hábiles de nuestros alumnos, en el raciocinio preciso de un diagnóstico correcto y en las sonrisas de nuestros pacientes.

 

Bienvenidos al Manhattan. ¿Qué puedo enseñarte, hoy?

Giovanni de Carvalho

MSc. Orthodontics

Fale Conosco